Este café no me hace acordar a mis boliches queridos. Acá hay luz. Demasiada... y gente que, en general, no me dice nada.
Hasta que veo al viejo en el mostrador.
Bueno, capaz que ni viejo: un poco más que yo... o mucho más. No, solo aparenta más.
No es habitué, pero sí conocido. Es decir, no interactúa con el personal con la confianza evidente, pero no necesita pedir que completen el vaso. Su cara se va endureciendo a medida que pasa el rato. Ni preocupado ni triste, solo está.
Y me dice mucho su presencia. Y ahí sí extraño mis boliches. Estaría en ese mostrador... como lo hacía en otro tiempo. Y él podría ser el Darno hablando de la noche, o un compañero casual de medio y medio en el Gino.
Yo pido un café en vaso, me alcanza medio sobre de edulcorante para que sea bastante perfecto, y te escribo.
Yo quería
probar tu boca /
descubrir el calor
de tus entrañas.
Quería sacar de vos / toda la fuerza,
que vencieras tus “debo”
con agallas.
Yo quería que midieras mi cabeza,
que asaltaran a la tuya las certezas,
que soltaras un segundo de tu peso,
que aceptaras sin perdones
tu extrañeza.
Dejo la servilleta a un costado y me concentro en la tele de nuevo.
Es noche de Libertadores, por suerte. Llega más gente a ocupar mesas y mostrador, y veo que mi circunstancial compañero de noche recibe dos amigos, y se anima.
Repaso porqué a Rosario le dicen "Canalla" y a Huracán le dicen "El Globo", y busco fotos.
En 1909, Jorge Newbery hizo una travesía de Belgrano a Bagé en su globo aerostático llamado "Huracán". El club entonces se fundó inspirado en él y su hazaña, y cuando lograron el triple ascenso de tercera a primera, le enviaron un telegrama diciéndole:
“Lo logramos. Hemos conquistado la primera división luego de pasar tres categorías, así como el globo cruzó tres repúblicas.”
¿Y Rosario Central? Se dice que en 1920 la Cruz Roja organizó un partido a beneficio y convocó a Rosario Central y a Newell’s Old Boys. Pero Central se negó a participar porque no quería compartir cancha con su eterno rival.
Para algunos fue una decisión basada en principios deportivos o en diferencias institucionales. Para otros, fue puro orgullo y rivalidad: Central no quería "mezclarse" con Newell’s, ni siquiera por una causa noble.
Esa negativa fue muy mal vista por la sociedad de la época y los hinchas de Newell’s empezaron a llamarlos "canallas", como forma de desprecio.
Me parecen maravillosas ambas historias... Es donde el fútbol se une con la poesía, la sociología y la historia.
Lo que habrá sido para los hombres de su tiempo ver ese globo atravesar Buenos Aires, y cómo lograron sentir que su veloz ascenso futbolístico fuera una aventura comparable;
y los otros, cómo se puede ser tan hincha que pesa más ser anti el tradicional rival que cualquier otra causa… psss, si entenderé.
Están buenas las fotos...
Me vuelvo a distraer.
Anuncian lluvias para toda la semana. Tengo que terminar mucho trabajo... tengo que caminar más... puta carajo, que no llueva.
Todavía tengo cosas para quemar que no son solo calorías.
Termina el partido, se van los tres parroquianos... Cómo los gestos me permiten recrear el diálogo aún sin escucharlos...
Me quedo un rato más.
–Otro café, por favor.
Y estreno otra servilleta:
Vuelvo sobre mis pasos
con la certeza de haber sido yo,
con las dudas de la fragilidad.
Que me vuelvo.
Al refugio que me da mi paz,
a la sombra mía que tendré
que levantar del suelo.
A lo que di y cómo te quise...
como se quiere a veces,
como si nada
o como vendaval.
Me levanto
Pago.
Salgo.
Todavía llueve, y me voy pensando que nosotros, al igual que el partido, empatamos.
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