Al salir del trabajo, el frío y lo nublado no me importaron mucho. La
planificación de lo que iba a hacer al llegar a casa estaba calculada:
cambiarme y hacerme un té.
Me bajé del bondi en la puerta del super y entré a comprar leche porque
queda poca para mañana de mañana. Aproveché a comprar algo de fruta y las
galletas. Vi arándanos que le gustan a mamá y mañana voy a verla, así que
también compré.
Al entrar a casa, esquivé la caja de zapatos vacía que todavía sigue al
lado de la puerta. Colgué la campera, la cartera y vi que todavía estaban en el
comedor, la valija y la mesa que están para guardar en el sobretecho. No los
puedo subir yo, pero al menos los puse juntos en un lugar que no interfieran la
pasada.
Puse el agua para el té y me fui a cambiar.
Aproveché a abrir la ventana del cuarto para ventilar un rato, ordené la
ropa que tenía sobre la silla, guardé zapatos, hice la cama y pasé la
aspiradora. Cuando la llevé a su lugar, de paso puse un lavado, saqué de la
cuerda la ropa que estaba seca y fui a la terraza a ver si había algo afuera.
Estaban las toallas y la ropa; doblé y guardé. Prendí el aire del
escritorio para que se fuera templando mientras me hacía el té.
Volvía a la cocina y prendí la jarra de nuevo, y mientras, despejé el mármol, lavé las cosas del desayuno, limpié la mesa. Guardé cada cosa que había encima de ambos lados en su lugar. Cosas sucias, un cargador, una lapicera, un palillo, unos papeles y una bolsa, una botella de agua vacía que se había caído parece, por el agua que estaba desparramada. Cerré la lata de galletas, guardé la manteca en la heladera, y puse el café en el estante. Se me cayó una cuchara....y vi abajo de la mesa un papel arrollado, otro palillo, unas migas.
Barrí y lavé el
piso.
Escuché el lavarropas y fui a sacar la ropa, pero antes cambié la bolsa
de la basura - la segunda, pensé, al tiempo que la dejaba al lado de la
otra. Lavé el tacho, lo sequé y puse una bolsa nueva.
Le cambié el agua al perro y barrí alrededor del bol de la comida porque
tenia varias pastillas desparramadas. Colgué la ropa. La terraza tenía los
desagües medio tapados, me agache, junte todo, traje la escoba y despeje.
Lo mismo en la otra terraza, - si esta esta así, la otra debe estar igual...y
tenía razón. En la terraza chica, el banco estaba roto. Lo entré y lo puse al
lado de las bolsas de basura.
Volví a la cocina, y el agua del té estaba fría otra vez.
La puse a calentar de nuevo.
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